Historia Porno

Muchas veces me he preguntado cuántas personas, por ejemplo las que leen éste blog, son de los que ven las historias en las películas porno, o si son del grupo que como yo, adelantamos el video hasta el mete y saca (perdón por tal descripción a un acto tan instintivo y poco racional como el sexo, donde lo único que nos distingue de los animales es el consentimiento). En fin, esto me lo cuestiono porque supongo que los productores de estas películas deben usar una que otra neurona para la creatividad, además de la customización para generar personajes más reales, aunque claro, mucho del porno no es absolutamente nada real.
 
Hoy quiero contar un sueño recurrente que tengo, algunos hasta podrían pensar que más que una fantasía, es un sucubo personal que viene a visitarme.

Ella siempre me visita en una especie de sala de clases de alguna universidad, yo soy una profesora estricta y con carácter fuerte, me visto formal, con falda, panties y una blusa ligera; ella en cambio, es una de mis alumnas, su pelo largo, ondulado y rojo vibra ante mis ojos. Se acerca a mí, tímida y coqueta pidiéndome ayuda con una materia, ni si quiera recuerdo el tema, sólo sé que la imagen cambia y estamos en el baño público de la universidad. Los baños son los típicos con puertas cortas, desde afuera podrían vernos si alguien se acerca demasiado, pero no nos importa, ella me acaricia el rostro con un dedo y lo mueve por mis mejillas y por mis labios, se lo lamo y lo meto en mi boca, mientras tanto, miro su rostro perfecto, con facciones de muñeca y pecas y me detengo a mirar los detalles de su vestimenta: una blusa blanca con los botones de arriba desabrochados me dejan ver su sostén de color púrpura lleno de encaje, más abajo una falda corta cuadrillé roja con negro y algunas líneas verde oscuro, tableada. Puedo ver sus piernas, largas y robustas, blanquísimas, es tan linda, tan perfecta. Sólo quiero meter mis manos dentro de ella. Como si leyera mis pensamientos, usa el dedo húmedo para tocarme, lo mete entre medio de mi ropa  con cuidado y frota mi clítoris, sin desvestirme. La beso intensamente, su sabor es dulce, me aferro a su pelo, lo agarro, lo tiro despacio mientras mi lengua sigue saboreando la suya, siento que voy a explotar de calor y sin aguantar más, una de mis manos se abre paso por su blusa y su sostén y desvisto uno de sus pechos, lo acaricio y lo siento tan suave, juego con su pezón con mis dedos y ella comienza a respirar más fuerte, acerco mi cara a su cuerpo y comienzo a lamer su pecho, me lo meto en la boca, y la disfruto, mientras ella se agarra a mí y me abraza suavemente. La miro, su piel se puso con una leve tonalidad rojiza y sonríe, sabe lo que viene ahora. Con ambas manos acaricio sus piernas, comienzo en las rodillas y voy suviendo lento y suave, haciendo círculos con mis dedos, si alguien nos ve, no me interesa, sólo quiero poseerla. Su mini falda se levanta cuando mis manos ya están por sus bragas, con color a juego con el sostén, un morado intenso y con encaje, me deleita la mirada. Paso una de mis manos entre sus piernas y la acaricio, mis dedos se hunden por encima de su ropa interior marcando la forma de su cuerpo, siento su calidez. Con un movimiento rápido le bajo el calzón y ella termina de quitárselo, y entonces la veo, su vagina es perfecta, pequeña, me agacho y meto mi cara entre sus piernas y entoces la pruebo como si fuera la fruta más rica que he comido. Como si mi vida dependiera de eso, lamo su clítoris haciendo círulos con mi lengua al rededor de él, luego lo meto entre mis labios y lo aprieto muy suavemente, con delicadeza. Escucho como jadea, y veo cómo se empieza a mojar. Paso mi boca por toda su vulva, saboreándola, disfrutándola y vuelvo un poco más arriba, a su clítoris, moviendo mi lengua de forma frenética de arriba a abajo, haciendo presión. Ella comienza a gemir y se tapa la boca, pero puedo ver su orgasmo en su cuerpo latente, su piel hierve, ella suda, se retuerce de placer. Yo no puedo más de mojada. Me pongo de pie y la beso, ella vuelve a meter su mano entre mi ropa, me toca, y no necesita hacer muchos movimientos con sus dedos para que yo sienta también un orgasmo exquisito. Me besa mientras siento el placer, y es como caer al infierno. Despierto agitada, sudada y complacida.


Cómprame una lecheCómprame una leche

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